Menos de diez minutos necesitarás para subir a las ruinas del Castillo de Riópar Viejo, donde ya no sólo podrás contemplar unas vistas panorámicas del pueblo, sino observar decenas de tumbas distribuidas sin criterio. El camino que conduce hasta él surge detrás del cementerio actual, y la verja siempre está abierta... Abierta hacia lo desconocido.
Es toda una sorpresa caminar entre las tumbas, en diferente estado de conservación, las cuales se distribuyen sin orden alguno. No son demasiadas, pero las suficientes como para impresionar al visitante. Se trata de sepulturas que van desde finales del siglo XIX hasta la década de los 70.
Si bien cuentan con un recinto que ya hace las veces del cementerio, ¿por qué motivo existen tumbas en el interior de una fortaleza musulmana? ¿Una especie de "corralillo", quizás? ¿Un espacio en el que suicidas, delincuentes o ateos encontraron eterno descanso...?
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